LOS PARÁSITOS POLÍTICOS NO SABEN DE ÉTICA

Los valores son elementos necesarios e importantes en el diario vivir. Su presencia o ausencia nos transforman en adalies o en perros callejeros. Respecto de la ética, podemos señalar que corresponde a un valor que está intrínsicamente ligado al ser humano. Tiene que ver con su forma de proceder ante hechos concretos y en el respeto del Ser. Puede diferenciar concientemente el bien del mal y puede, además, decidir el actuar conforme le dicte su conciencia, no su beneficio propio o particular.

Según la definición básica, la política es el “arte de gobernar”, en el cual se promueve el bien social, el que pasa por el ordenamiento y todo basado en la Libertad. No debe existir una confrontación entre ética y política, entre familia y política, entre recompensa y traición, pues todas estas dualidades corresponden al actuar del individuo, y lo definen como tal, lo definen como persona. -Cómo interpretar el accionar político “éticamente correcto”, si algunos candidatos transan a costa de herir por la espalda o de traicionar lo que por años han defendido. Esa es la gran pregunta qué se hace con un político sin valores definidos y que incluso cuestiona las creencias de los demás, (para callado) y en público les d al mano y se hace pasar por un individuo encantador, pero intrínsecamente sínico.

La línea divisoria entre política y ética no debe ser un abismo, muy por el contrario, debe ser lo mas difusa posible u ojala, no exista.

Debido a los acontecimientos actuales, existe en todas partes una suerte de enfrentamiento, en donde el que quehacer político no está a la altura de lo “éticamente correcto”. Se estiman como válidos todos aquellos actos que signifiquen un beneficio político, sin considerar cómo se hace, ni a quién afecte, pues sólo se busca una contribución electoral. Si bien es cierto el “voto” es parte consustancial al sistema democrático, éste pierde su validez cuando los métodos utilizados no son válidamente ejecutados, no existe respeto por las normas y leyes vigentes, los lazos, las responsabilidades éticas y la lealtad. Esto da como resultado a violadores de la política, maleantes sin ética que venden hasta la familia para obtener un puñado de votos, en otras palabras, la basura está en todas partes.

Ahora, por qué nos resulta tan difícil consensuar la ética y la política cuando actuamos en la contingencia. Se entiende que lo que está en juego no es el control del “poder gobernar”, que es transitorio, sino cuál es el modelo que debe regir el destino de una comuna. En esa circunstancia, piensan algunos o muchos, es permisivo utilizar todos los métodos posibles, enterrando o quitando validez al concepto ético, por lo que las acciones están por sobre el acto consciente y por lo tanto no buscan el beneficio de la sociedad y quienes la componen, por el contrario, buscan el beneficio propio y lo que les conviene.

Así como encontramos y aceptamos la existencia de distintos modelos políticos, y que todos apuntan a la democracia como forma de vida. De la misma forma a la ética le han encontrado definiciones en que conforme a la evolución del Ser, con todos sus avances y el desarrollo intelectual, no quede fuera del pensamiento clásico. Así encontramos ética religiosa. Ética económica, ambas como ejemplo, y muchas más que tienen que ver con la acción del individuo.

¿Ética y política deben ser confrontacional?, o ¿ética y política deben retroalimentarse? Considerando lo confrontacional, nos debemos preguntar ¿quién está sobre quién? ¿Debemos considerar como un hecho de la historia a la ética, si la política está por sobre ella? ¿Debemos buscar una nueva forma de organización social que esté de acuerdo con el comportamiento humano si la ética se pone por sobre la política?

Es posible que se retroalimenten y a la luz de los hechos, es muy necesario esto. El hombre necesita de Valores y Principios, que guíen su comportamiento. De la misma forma, se necesita la Política, no como una cuestión partidista o política electoral para ganar de cualquier forma el poder, sino para buscar la mejor forma de organizar la sociedad y la búsqueda de soluciones a los múltiples problemas que la aquejan: hambre, miseria, explotación, violación de los derechos humanos, etc.

Hoy en día en cambio podemos observar políticos que denigran, denostan y ensalzan las caídas y desventuras de los otros candidatos. Esa es la muestra más clara de la llamada porquería política, la que ensucia lo que debería ser una herramienta hermosa de ayuda solidaria y no un arma en las manos de cualquier demente de pacotilla, afiebrado de ideas de poder y sin duda con sus facultades mentales perturbadas. La política y la ética, dos términos universales que deben ir juntos siempre, porque cuando la política se presenta huérfana de su aliado valórico, es sólo oportunismo y mezquindad, sólo eso.

-Ya es hora de ser un poco más decente y dejar de hablar de otros de manera miserable y viseral, ya es hora de encontrar un político a la altura de la decencia mínima, alguien que sepa que para imponer sus ideas no necesita hablar con lengua de cuchilla, ni aliarse con personas que no valen la pena, y evitar daños mayores, daños que son para siempre.

Iván Quintana
Director Tejemedios