BENEDICTO XVI UN PAPA EXCEPCIONAL

Las personas tienen un gran defecto, escuchan noticias y no las entienden, les cuentan historias y las olvidan, ven cambios en su entorno moral y clerical y los critican sin argumentos, y por eso hoy quiero dejar una columna a todos aquellos que considerándose cristianos, no saben el real estado de la iglesia, del centro del cristianismo mundial, me refiero al Estado Vaticano, y lo hago para aclarar que entre nosotros no hay divinidades, sólo hombres, hombres brillantes, hombres cultos y ejemplares, tal y como lo es el Papa Benedicto XVI. Hombre inteligente, comunicativo, con una especial tolerancia a la inmundicia de la humanidad y una crítica sana, constructiva y hacedora de moral. En pocas palabras, el más humilde Vicario de Cristo en el mundo.

Por todos fue conocido que el jueves 24 de mayo de 2012, el Consejo de Vigilancia del Instituto para las Obras de Religión (I.O.R.), conocido como el Banco Vaticano, votó a favor del cese del Presidente Ettori Gotti Tedeschi, economista de 67 años, según algunas fuentes miembro del Opus Dei, amigo del Papa, por supuestas “irregularidades en su gestión”. Aunque quizás esto ya nadie lo recuerde.

El fatídico viernes 25 de mayo de 2012, se filtró a la prensa que la Gendarmería del Vaticano había detenido al mayordomo del papa, Paolo Gabriele, de 46 años, casado y con tres hijos, supuestamente por revelar y difundir documentos secretos (aparecidos en diversos medios y en el libro Su Santidad: los papeles secretos de Benedicto XVI) que el secretario personal de Benedicto XVI, el sacerdote alemán Georg Gänswein, guardaba en su pequeña oficina del Departamento Papal. Recordemos que el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi llega a admitir que la Iglesia católica está sufriendo su particular “Vaticanleaks”. Pocos días después de la detención del “cuervo” (nombre habitual en Italia para este tipo de actuaciones), el Papa se refiere al asunto, recordando que Jesús también fue traicionado por sus cercanos y seguidores.

EL FIN DEL TIEMPO DE BENEDICTO
Hace unas semanas el papa Benedicto XVI anunció su renuncia a la Silla Pontificia y la noticia sigue ocupando buenos espacios en numerosos periódicos del mundo. Los llamados vaticanistas especulan a todo riesgo sobre quién será el próximo sucesor de San Pedro.  Basta una ojeada a la lista de las nacionalidades de cada uno de los pontífices, para darse cuenta que los italianos tienen buena barra.
Últimamente, este flujo se interrumpió con el pontificado de su Santidad Juan Pablo II, polaco; y, seguidamente, con Benedicto XVI, alemán.
¿De qué país será el próximo sucesor de Pedro? Los 117 cardenales electores que votarán en el cónclave que se llevará a cabo en el próximo mes de marzo, podrán escoger entre un americano, un europeo, un africano, un latino y hasta un filipino. El Espíritu Santo, al que los cardenales habrán invocado al iniciar el cónclave, será el encargado de orientar los sufragios en favor del cardenal más apropiado para ejercer la misión del papado, en los turbulentos tiempos que corremos.

Si uno repasa los comentarios de los vaticanistas más acreditados, todos coinciden en que el papa Benedicto, al renunciar a su pontificado, ha demostrado virtudes fuera de lo común y, con ello ha despertado vivos sentimientos de simpatía. Ante todo, el valor y la humildad de reconocer que ha llegado el momento en que le están fallando las fuerzas físicas y espirituales para seguir cargando con la gran responsabilidad de ser el Vicario de Cristo en la tierra.

Pues bien, la transición de “Papa a no Papa” que se cumplirá a las 20:00 de la hora local del día 28, o dicho más exactamente el paso desde el Palacio Pontificio a un monasterio de clausura que se encuentra dentro del perímetro del Estado Vaticano, se hará con “discreción”. Sin duda, como católico, quiero entender que esa “discreción” podría consistir en que aquella importante ceremonia no irá acompañada por la gran solemnidad que se acostumbra en la Santa Sede. Y que podría limitarse a los requisitos formales, suficientes para confirmar la validez jurídica de la dimisión de Joseph Ratzinger como representante de Cristo en la tierra.

El palacio de Castel Gandolfo será la morada del Papa Benedicto XVI y el dormitorio en el que se alojará provisionalmente cuando deje de ser papa, es una habitación en la que nacieron 50 niños durante la II Guerra mundial, hijos de italianos que encontraron allí refugio. -Castel Gandolfo, bañado por el lago Albano, se encuentra a una treintena de kilómetros al sur de Roma y fue construido en 1626 por orden del Papa Urbano VIII, como residencia de campo para pasar el verano.
Benedicto XVI, quien a lo largo de sus casi ocho años de pontificado ha pasado largas temporadas allí, donde escribió parte de la trilogía “Jesús de Nazaret”. Expresó: “Aquí tengo todo, el lago, la montaña y veo el mar”, tras tomar posesión del palacio, una frase que el alcalde de la localidad grabó en una placa y colocó en una plaza.

Finalmente me figuro que Joseph Ratzinger, una vez recluido voluntariamente en su monasterio, no abandonará su ministerio de escribir y publicar temas sobre la Iglesia y el mundo actual. Y también me atrevo a prever que ejercerá la función de consejero, incluso de su sucesor. Condiciones no le faltan. Se ha repetido que Ratzinger es un teólogo de primer nivel. Pero también se afirma que su formación universal lo sitúa entre las personas más cultas de nuestra época.

-Por último, no puedo evitar que desde esta columna, rinda mi más sincero homenaje al todavía Papa Benedicto XVI, al mismo tiempo que presente mi respeto y fidelidad absoluta, al que dentro de pocos días será el nuevo sucesor de la barca de Pedro, y representante de Dios en la tierra. Dios bendiga a la Iglesia.

Para Tejemedios escribió:
IVÁN QUINTANA
Director Tejemedios

EL PRECIO DE LOS COMBUSTIBLES ES UNA VERGÜENZA NACIONAL

Primero y a manera de introducción a este vergonzoso tema, quiero refrescarles un poco la memoria para que todos sepan -por qué- cargar combustible en Chile, es igual que sufrir un cogoteo a ojos vistos del propio estado que dice “protegernos”. El impuesto específico a los combustibles fue creado para gravar el daño generado por la destrucción de los caminos en que circulan los vehículos tras el terremoto de 1985. Bajo esa premisa, esta medida que ha recauda millones para el Fisco, suena justificada principalmente como una herramienta de financiamiento de obras públicas y gracias a eso tenemos carreteras decentes por donde circular.

Considerando lo anterior, sin embargo, las carreteras y las rutas por las que transitamos ya no son controladas por el Estado. Son concesionadas. Y está dentro de los respectivos contratos de sus empresas controladoras mantener y reparar dichas rutas en las cuales se cobran además excesivos peajes. En otras palabras, no puede existir ni una grieta, ni menos un hoyo o como ridículamente le dicen algunos “evento”

En los últimos gobiernos no ha existido ninguna voluntad de eliminar este descarado impuesto, principalmente por el eventual aporte a programas sociales que genera y ha sido defendido tanto por los gobiernos de la Concertación, como por el actual gobierno de Sebastián Piñera. Es más, hace 3 meses, el ministro secretario general de Gobierno, Andrés Chadwick, explicó la decisión del Ejecutivo de mantener el impuesto específico a las bencinas, pese a sus continuas alzas y a los estragos que provoca en los bolsillos de todos los chilenos, incluso en los de aquellos que no tienen auto, porque están obligados a tomar micro o locomoción colectiva.


Luego en su momento el honorable diputado Nicolás Monckeberg (RN) sostuvo que le parecía simplista, populista e inoportuno que se elija eliminar un impuesto, que no necesariamente afecta a los sectores más vulnerables, y que además se diga “tenemos que eliminarlo”.

A pesar de estas ridículas posturas oficialistas, las presiones de los sectores políticos, incluyendo algunos de la UDI, se han endurecido para bajar el impuesto específico a los combustibles, que representa, aproximadamente, un 30% de dicho precio.

Si miramos la distribución de los automóviles por quintil de ingreso, la Casen nos muestra que en el quintil de más altos ingresos hay 93 automóviles por cada 100 hogares, mientras que en el quintil más pobre hay sólo trece, apuntando claramente a que este cobro es eficiente y apunta progresivamente a quienes tienen más dinero.

Este último argumento podría funcionar si todos pagáramos proporcionalmente por el combustible usado, sin embargo, sólo el 20% de los chilenos que usan algún hidrocarburo pagan este mentado gravamen, y el resto lo reembolsa. Dentro de este universo de afortunados usuarios a gran escala, podemos nombrar a las empresas mineras, navieras, los aviones que cruzan nuestros cielos, las forestales e incluso los tractores utilizados en el agro, quienes están exentos del impuesto Específico. O sea, sólo los idiotas o tontitos lo pagan…Para ser claro, muchos millones de estúpidos chilenos y chilenas.

Otra pregunta que podemos lanzar sobre la mesa, es ¿qué importancia tiene el encarecimiento de los combustibles en los sectores importantes o más pudientes?, quizás ninguno.

Por otra parte ¿Qué importancia tiene el impuesto específico a los combustibles? para quienes día a día deben utilizar sus propios vehículos para salir a trabajar, para salir adelante y desarrollar su emprendimiento personal a costa de esfuerzo y capital propio y escaso.

-Todos deben darse cuenta de lo negativo que es el encarecimiento de este insumo que mueve la economía, PERO QUE SÓLO ALGUNOS AFORTUNADOS TIENEN LA SUERTE DE NO PAGAR. Al parecer la respuesta es evidente…Hay muchos idiotas en Chile que andan por la vida con la boca abierta, pidiendo al estado que les haga la gran paleteada de bajarle unos pesos a la bencina…para después decir con cara de tonto, Puchas el estado paleteado que nos gastamos.

El Presidente ya no puede dilatar más el tema y deberá aflojar unas chauchas, quiera o no quiera, ya es inminete y no tiene excusa alguna apara no hacerlo.

IVÁN QUINTA
Director Tejemedios

ALGUNAS COSAS SOBRE LA POLÍTICA DEL AMOR

Sí, me pegó, pa eso es mi marido, le dijo una vieja bien fea a un carabinero cuando este intentaba detener al animal agresor, y yo agregaría, mi partido no más me caga…Al resto no le aguanto ni una. -Hoy voy a escribir sobre el amor en la política. No es un panfleto, ni un memorándum, así que cualquiera que lo lea puede transmitirlo a quien lo desee. Yo no soy político, ni filosofo, no soy analista ni politólogo, soy pensante. -Lo único que se, es que el amor es capaz de hacer muchas cosas, se ha visto como Gandhi con su filosofía de no violencia y de amor al prójimo hizo que el ejercito ingles saliera de su país. -El amor es un sentimiento que no cualquiera puede domar, y menos los políticos. Por eso es que sostengo hasta la saciedad que los políticos deberían tomar clases sobre cómo amar. A la fuerza no es cariño, así dice el refrán y también podría aplicarse a ese político, jefe o quien sea, que nos tiene con la pata encima, que nos friega la vida o que no nos permite subir en el rango profesional o de la propia vida. -Si el amor existiera en la política, no habría personas con hambre, no habría familias viviendo con sobras, ni políticos corruptos o con mareos de altura.

Maquiavelo lo entendió muy bien en su momento: el amor no puede ser el pegamento fundamental de la relación política. El hombre podrá encontrar en el amor la experiencia vital más dulce e intensa, pero el Estado no se edifica con esa llama. Maquiavelo nos advertía que el amor era caprichoso y por ello inconfiable para levantar la casa del Estado. Por ello creía que el príncipe debía ser temido, antes que amado. -No al amor, porque el temor, era el verdadero cimiento de la política. -Pero, ¿de qué temor hablaba Maquiavelo? De ninguna manera reivindicaba el temor al poder desmedido, caprichoso y arbitrario de un déspota porque ese abuso conduciría tarde o temprano al odio de la gente. Maquiavelo pensaba en el temor al poder firme y bien medido del Estado. Temor que se desprendería después de la figura del príncipe para alojarse en instituciones, en una entidad impersonal que habla con reglas, que se sujeta a normas comunes. La modernidad que se insinúa desde entonces aspira a la transmutación de ese miedo: temer al Estado es ganar confianza en sus instituciones, en esos órganos del poder público que aplican castigos en nombre de todos.

La ley no es la caricia de los gobernantes. Nuestros impuestos no son besos al fisco. El líder político no es nuestro padre cariñoso y protector al que debemos lealtad de hijos fieles. El Estado no es nuestro amante. Por favor: dejemos al amor en su sitio.

Una de las virtudes fundamentales de la democracia, es precisamente que mantiene el divorcio entre la relación institucional y la relación personal. El caudillismo reenciende la llama emotiva de la política: pretende activar de nuevo la lealtad afectiva y restituir ese vínculo emocional que, como el amor, no acepta prohibiciones. Se habla así del matrimonio de la nación y su conductor. Frente a esa funesta ilusión, la democracia acepta su frialdad: separa afecto y ley. Para mí y de manera muy personal, el manifiesto de conducción política, sea este municipal gubernamental o del olor que sea, exige el desamor como requisito y de este desamor hay varios ejemplos en comunas. Pareciera ser que para que un gobierno funcione, sea comunal, provincial, regional, o nacional, lo público debería mantenerse a salvo de los sentimientos. Bajo la máscara de la democracia, el vínculo entre gobierno y sociedad es el de la representación electoral. –Y para mí esto se entiende como un encargo, nunca como una devoción. Reconocer el poder político que nos rige y da de comer, e incluso respaldarlo, no implica en ningún caso adorarlo. Y reconocerse parte de una sociedad comunal, no supone en ningún caso el ignorar diferencias, o abdicar de las ordenes recibidas bajo el discurso de la lealtad política. El conflicto, el desacuerdo, las antipatías y aversiones, son parte vital en una sociedad vital. Solo el conservadurismo más terco podría condenar esas tensiones y emociones sociales como traiciones a los deberes del amor al líder.
¿QUÉ NECESITAMOS HOY EN LA POLÍTICA?
Una política de amistad, encariñada con todo lo existente, una política apegada a las tradiciones y respetuosa de las herencias. -Una política que no se pelea con nadie porque a todos ama por igual. -Una política tan afable con los débiles como con los poderosos. La política de la amistad es aquella que está atenta a todos, pero que no quiere cambiar nada porque hacerlo sería un acto de hostilidad contra algunos. Por ello esta política es la divisa básica del conservadurismo: Conversar las circunstancias, conservar el status quo, no pelear nunca con nadie ni intentar cambiar la realidad.
Yo por mi parte, me dedico a otra política mucho más hermosa, más sincera, más franca y sencilla. Amar a mi familia, y a nada más.

Para Tejemedios
IVÁN QUINTANA
Docente: Licenciado en Educación
Licenciado en Alta Gestión Ambiental
Pontificia Universidad Católica