En estas dos últimas semanas, el mundo ha visto el
colapso total de un sistema totalitario y aferrado al poder como una garrapata
a un perro. Venezuela, la hermosa tierra de Bolívar, que sin duda debe estar
revolcándose en su tumba debido a la descarada utilización de la prensa
gubernamental y al cierre de medios de comunicación contrarios al gobierno de
un afiebrado Maduro. Este personaje que ve sólo lo que le conviene, y que es el
peor aprendiz de presidente que ha tenido Venezuela, eso sí, luego del número
uno de los guerrilleros de estado -el difunto Chávez- es considerado por la
oposición como un gobernante hegemónico, y como un candidato al manicomio,
sobre todo después de ver la figura de Chávez en rocas, en el humo, y otras apariciones
que su pequeña cabeza le han hecho creer.
Muertes de jóvenes que son justificadas por el
gobierno, un discurso grotesco que acusa a EE.UU de intervencionismo para
inferir que los venezolanos sí apoyan los incoherentes pasos del gobierno, y
que la agitación popular sólo viene del extranjero y de opositores, es el brabucón
discurso de un Maduro que curiosamente ha encontrado un apoyo cerrado en un
político chileno, con claros signos de desorientación, con intereses creados
por tendencia política, lo que obviamente no le permiten ver la realidad. Me
refiero al Senador Navarro, el mismo que en su oportunidad creo un partido para
ser candidato presidencial, y que posteriormente no lo apoyó nadie, el mismo
que se hizo famoso por copiar temas de Internet, el mismo que pretendió hacer
pasar un viaje en moto de nieve como un accidente laboral, etc.
Es importante decirle a este señor, que Chile, que
los chilenos, le pagamos el sueldo para atender los asuntos de Chile, y no
tenemos idea qué diablos está haciendo al opinar sobre políticas de un estado
ajeno, y de paso ocupar su “valioso tiempo” en analizar y proteger al gobierno
de Maduro, si él no tiene vela en ese entierro. -Ocúpese de los problemas que
tiene Chile senador, no pierda el tiempo de manera descarada. -Se imaginan si
nosotros en vez de ocuparnos de nuestro trabajo, fuéramos a tratar de arreglar
la casa del vecino, a sabiendas que no me pagan por eso y desatiendo mis
obligaciones laborales. Yo puedo querer mucho a mi vecino, incluso amarlo, pero
por lo menos debo aplicar criterio, o una mínima cuota del sentido de la
ubicación y de la responsabilidad.
Este es sin duda un problema interno, que debe
resolver Venezuela y su pueblo, donde no deberían tener espacio las ansias
personales de políticos que desean ganar notoriedad, sin embargo el Senador
Navarro pareciera ser que ya está acostumbrado a emprender empresas que
terminan mal, o que no cuajan, cruzadas que no llegan a ninguna parte.
Bueno, una vez dicho esto, y explicado lo que todos
los chilenos vemos, y que sin duda nos molesta, -la manera en que nuestros senadores
pierden el tiempo tratando de arreglar los problemas de otros países, y además
tomar partido por un bando, el oficialista, demostrando un doble discurso evidente,
ya que las marchas estudiantiles en Chile estaban bien, eran una expresión de
democracia, sin embargo en Venezuela están mal y son una demostración de
intervencionismo, y caos-
La verdad sea dicha, el senador Navarro no cambiará de manera de pensar, por lo tanto esta columna no va dirigida a él, va dirigida a los electores chilenos, que ven cómo les sobra el tiempo a nuestros legisladores, mientras los que trabajamos por un sueldo y con un horario, no podemos ni debemos dar nuestra opinión, ya que sin duda nos traerá consecuencias, y mucho menos debemos andar haciéndonos los invitados en un entierro al que ni nos invitaron. Desubicación política siempre ha habido, sin embargo, siempre sigue causando el mismo efecto, un efecto nauseabundo.
La verdad sea dicha, el senador Navarro no cambiará de manera de pensar, por lo tanto esta columna no va dirigida a él, va dirigida a los electores chilenos, que ven cómo les sobra el tiempo a nuestros legisladores, mientras los que trabajamos por un sueldo y con un horario, no podemos ni debemos dar nuestra opinión, ya que sin duda nos traerá consecuencias, y mucho menos debemos andar haciéndonos los invitados en un entierro al que ni nos invitaron. Desubicación política siempre ha habido, sin embargo, siempre sigue causando el mismo efecto, un efecto nauseabundo.
LO QUE PIENSA EL SENADOR NAVARRO
"No hay una crisis social en Venezuela, lo que
hay es una abierta y descarada intervención extranjera"
"Estados Unidos no podrá hacer con Maduro lo que hizo con Allende, tengo la plena
convicción de que los países de América Latina lo van a impedir".
"El presidente Chávez y su continuador, Maduro han
marcado una senda integración que garantizan la plena democracia para todos los estados independientemente de la ideología de los 32 países integrantes de la Celac, hay
solidaridad".
Respecto del desabastecimiento acusado por la
oposición, Navarro reconoció que se trata de un hecho "real", aunque
lo atribuyó a una "especulación".
"Por eso hay sectores de la población que
manifiestan legítimamente su descontento, pero de eso a una crisis política
está muy lejos. Los que cuestionan esto, entre ellos el diputado Tarud, el
testaduro, porque no puedo llamarlo de otra manera, el senador Coloma y
Gutenberg Martínez, tienen una visión sesgada, no hay peor ciego que el que no
quiera ver", dijo Navarro fíjese.
AHORA LA REALIDAD DE VENEZUELA SIN NAVARRO
Venezuela no puede mantener por mucho tiempo la
violencia callejera y dialéctica exacerbada de la última semana sin
resquebrajarse. La muerte de tres jóvenes a manos de pistoleros sin identificar
al final de manifestaciones antigubernamentales —además de decenas de heridos y
centenares de detenciones— ha llevado a punto de ebullición a una sociedad
económicamente castigada y políticamente dividida entre detractores y
partidarios del presidente Nicolás Maduro y su heredado régimen socialista
unipersonal.
Maduro, que obtuvo en noviembre por simple mayoría
parlamentaria poderes especiales para gobernar durante un año por decreto, está
utilizando esas muertes, la crispación y el creciente malestar contra su
gestión para multiplicar la represión. No sólo en las calles, mediante las
fuerzas de seguridad y las temidas y oscuras milicias progubernamentales, sino
también impidiendo la difusión de lo que ocurre mediante la censura y el
control o la asfixia de la radio, la televisión y la mayoría de los periódicos.
El arbitrismo presidencial, en un país sin
contrapoderes institucionales reales, es el lenguaje totalitario y de combate
de Maduro y sus más directos colaboradores (empeñados en la denuncia permanente
de conspiraciones de dentro o de fuera), elevado a la categoría de único
argumento político. En la semana que acaba, caracterizada por la violencia
callejera, el presidente ha acusado a sus rivales “fascistas” de preparar un
golpe de Estado y al expresidente colombiano Álvaro Uribe de financiarlos.
Lejos de investigar seriamente las muertes del miércoles y exigir las oportunas
responsabilidades, el régimen se embarca en una escalada de represión total y
de burda propaganda proselitista.
El heredero de Chávez fue elegido en abril pasado
por un estrecho margen, en unos comicios denunciados como fraudulentos por la
oposición, aglutinada entonces en torno a Henrique Capriles. La situación
caótica de Venezuela (rica en petróleo), donde la escasez se acentúa, la
inflación oficial ronda el 60% y los delitos violentos se imponen a sus anchas,
ha radicalizado a una parte de los adversarios de Maduro, que consideran
insuficientes los métodos moderados. En contra de las tesis dialogantes de
Capriles, progresivamente aislado, Leopoldo López —un economista educado en EE
UU, a quien el régimen ha decretado su captura por considerarlo golpista y
culpable de un rosario de delitos—
Venezuela no va a recuperar su perdido centro de
gravedad con el asalto a las libertades democráticas y el silenciamiento de la
realidad que encarna Maduro. Y menos con el lenguaje de vencedores y vencidos
impuesto por el presidente y sus correligionarios. Si se quiere preservar en el
país latinoamericano el supremo bien de la convivencia, urge un decidido paso
atrás en esta alarmante escalada de la tensión.
LOS ESTUDIANTES MOVILIZADOS
Los estudiantes opuestos al Gobierno del presidente
Nicolás Maduro han vuelto a las calles por tercer día consecutivo. Al final de
la jornada hubo choques entre la policía y los manifestantes, que cerraron la
autopista Francisco Fajardo que cruza de Este a Oeste a Caracas. La Guardia
Nacional arrojó bombas lacrimógenas y chorros de agua a la multitud, que se
dispersó hacia la plaza Francia de Altamira, el reducto por antonomasia de los
adversarios del chavismo. Poco después Maduro advirtió a quienes protestaban en
modo despectivo: “No permitiré que cuatro loquitos cierren vías principales y
autopistas”.
Lo que comenzó en los Andes venezolanos hace dos semanas
como una protesta contra la inseguridad ha devenido en concentraciones de
modestas proporciones en los principales Estados del país. El último propósito
de ellos y del ala de la oposición que los respalda es la sustitución del
régimen chavista que gobierna a este país desde hace más de quince años.
Pero antes de que su deseo pueda hacerse realidad
se proponen un objetivo más modesto: Que sus compañeros apresados luego de las
protestas ocurridas el miércoles en Caracas y en otras ciudades del interior de
Venezuela, con tres muertos y 66 heridos, sean liberados sin cargos. Las cifras
de detenidos difieren de acuerdo con la fuente consultada. El jueves, en un
comunicado de prensa distribuido en la mañana, el Ministerio Público reconocía
69. Pero la organización no gubernamental Provea afirmó que al finalizar la
jornada había contabilizado noventa sólo en la capital del país. Sin embargo la
represión de Maduro está ya fuera de control, y de eso pueden dar cuenta los 3
jóvenes detenidos a los que se les penetró analmente con fusiles, noticia que
ya circula en más de 30 países, y que fuera condenada internacionalmente. Este
es el régimen de Maduro, y que algunos dirigentes estudiantiles chilenos que
anteriormente marchaban por las calles exigiendo derechos y democracia, apoyan.
Un régimen que nuestro honorable Senador Navarro también apoya.
Lo malo es malo en cualquier parte, y visto con
lupas de cualquier color, sigue siendo malo.
Leopoldo López, -líder opositor venezolano- tiene
orden de arresto por promover protestas en la calle y es repetidamente
amenazado por Maduro a través de los canales estatales de TV. A lo que López
le contestó “Maduro eres un cobarde. Ni a mí familia ni a mí nos vas a doblegar”
y luego de twittear esto, la casa de su familia fue allanada por la guardia
militar buscándolo con orden de arresto. Este martes López irá a la cabeza de
la marcha pública, y a sabiendas que el régimen dictatorial de Maduro lo
arrestará, igual dará la cara, PORQUE LÓPEZ QUIERE DEMOCRACIA EN SU PAÍS, LÓPEZ
QUIERE LO QUE HOY VENEZUELA NO TIENE.
IVÁN QUINTANA