EL PRECIO DE LOS COMBUSTIBLES ES UNA VERGÜENZA NACIONAL

Primero y a manera de introducción a este vergonzoso tema, quiero refrescarles un poco la memoria para que todos sepan -por qué- cargar combustible en Chile, es igual que sufrir un cogoteo a ojos vistos del propio estado que dice “protegernos”. El impuesto específico a los combustibles fue creado para gravar el daño generado por la destrucción de los caminos en que circulan los vehículos tras el terremoto de 1985. Bajo esa premisa, esta medida que ha recauda millones para el Fisco, suena justificada principalmente como una herramienta de financiamiento de obras públicas y gracias a eso tenemos carreteras decentes por donde circular.

Considerando lo anterior, sin embargo, las carreteras y las rutas por las que transitamos ya no son controladas por el Estado. Son concesionadas. Y está dentro de los respectivos contratos de sus empresas controladoras mantener y reparar dichas rutas en las cuales se cobran además excesivos peajes. En otras palabras, no puede existir ni una grieta, ni menos un hoyo o como ridículamente le dicen algunos “evento”

En los últimos gobiernos no ha existido ninguna voluntad de eliminar este descarado impuesto, principalmente por el eventual aporte a programas sociales que genera y ha sido defendido tanto por los gobiernos de la Concertación, como por el actual gobierno de Sebastián Piñera. Es más, hace 3 meses, el ministro secretario general de Gobierno, Andrés Chadwick, explicó la decisión del Ejecutivo de mantener el impuesto específico a las bencinas, pese a sus continuas alzas y a los estragos que provoca en los bolsillos de todos los chilenos, incluso en los de aquellos que no tienen auto, porque están obligados a tomar micro o locomoción colectiva.


Luego en su momento el honorable diputado Nicolás Monckeberg (RN) sostuvo que le parecía simplista, populista e inoportuno que se elija eliminar un impuesto, que no necesariamente afecta a los sectores más vulnerables, y que además se diga “tenemos que eliminarlo”.

A pesar de estas ridículas posturas oficialistas, las presiones de los sectores políticos, incluyendo algunos de la UDI, se han endurecido para bajar el impuesto específico a los combustibles, que representa, aproximadamente, un 30% de dicho precio.

Si miramos la distribución de los automóviles por quintil de ingreso, la Casen nos muestra que en el quintil de más altos ingresos hay 93 automóviles por cada 100 hogares, mientras que en el quintil más pobre hay sólo trece, apuntando claramente a que este cobro es eficiente y apunta progresivamente a quienes tienen más dinero.

Este último argumento podría funcionar si todos pagáramos proporcionalmente por el combustible usado, sin embargo, sólo el 20% de los chilenos que usan algún hidrocarburo pagan este mentado gravamen, y el resto lo reembolsa. Dentro de este universo de afortunados usuarios a gran escala, podemos nombrar a las empresas mineras, navieras, los aviones que cruzan nuestros cielos, las forestales e incluso los tractores utilizados en el agro, quienes están exentos del impuesto Específico. O sea, sólo los idiotas o tontitos lo pagan…Para ser claro, muchos millones de estúpidos chilenos y chilenas.

Otra pregunta que podemos lanzar sobre la mesa, es ¿qué importancia tiene el encarecimiento de los combustibles en los sectores importantes o más pudientes?, quizás ninguno.

Por otra parte ¿Qué importancia tiene el impuesto específico a los combustibles? para quienes día a día deben utilizar sus propios vehículos para salir a trabajar, para salir adelante y desarrollar su emprendimiento personal a costa de esfuerzo y capital propio y escaso.

-Todos deben darse cuenta de lo negativo que es el encarecimiento de este insumo que mueve la economía, PERO QUE SÓLO ALGUNOS AFORTUNADOS TIENEN LA SUERTE DE NO PAGAR. Al parecer la respuesta es evidente…Hay muchos idiotas en Chile que andan por la vida con la boca abierta, pidiendo al estado que les haga la gran paleteada de bajarle unos pesos a la bencina…para después decir con cara de tonto, Puchas el estado paleteado que nos gastamos.

El Presidente ya no puede dilatar más el tema y deberá aflojar unas chauchas, quiera o no quiera, ya es inminete y no tiene excusa alguna apara no hacerlo.

IVÁN QUINTA
Director Tejemedios