LA ABSOLUTA NEGACIÓN DE LA REALIDAD

El pecado mayor de nuestro tiempo (o el pecado que los contiene todos dentro, en un amasijo de pestilencia moral y de vida) es la negación de la realidad, la convicción de que las cosas no existen en sí mismas, sino tan sólo como proyección de nuestra subjetividad. O sea existe sólo lo que yo pienso que existe o lo que me conviene que exista, todo lo demás es un desvarío de mentes afiebradas o agitadores sin remedio. -Alcanzada esta conclusión ya entendida por quienes están leyendo estas líneas, puedo explicar que el racionalismo idealista pudo afirmar que el mundo se formaba y reformaba mediante meras "ideas": así nacieron las ideologías, estructuras de pensamiento que niegan la realidad del mundo y la someten a la voluntad humana, que se cree capaz de moldearla a su antojo y de instaurar un paraíso en la tierra, aunque en realidad sea un mierdal.

Por otra parte y yendo al punto, los fanáticos que adoran al Dictador Pinochet, quien cometió crímenes de lesa humanidad y que no merecía otra cosa más que una celda donde pudiera replantear toda su existencia y meditar acerca de las miles de ordenes que impartió de manera abierta y también de manera oculta, siguen pensando en él como un salvador del país y no como un personaje que abrió la puerta al infierno por donde se vieron obligadas a entrar familias completas.

El problema de fondo no es el fanatismo en sí, sino que lograr reconocer la verdadera realidad, aunque sea una verdad incómoda, que aprieta, asfixia y que nos hace sentir mal. La pregunta fundamental con este personaje, que despojado de toda moral repartió muerte y castigo a diestra y siniestra, es justificada por el fin, sin importar los medios utilizados para lograrlos, o como dijo Eisenhower a la BBC en plena Guerra Mundial, “Señores creo entender que ustedes piensan que cuando alguien mata a un ser humano es un asesino, pero cuando mata a miles, es un héroe, si es así, déjenme decirles que están equivocados…Yo soy un asesino famoso, hoy quizás el más famoso de todos y no me siento bien por eso…Les pido que no me pregunten sobre la vergüenza que llevo a cuestas, sobre el precio que pago diariamente para erguirme como el victorioso, el triunfante, porque cuando esta guerra acabe, habrá un hombre que desplegó todo su arte para matar a cientos de miles y ese señores, seré sólo yo, sólo yo seré el responsable, y no quiero pensar en ese inmundo día” Sacado del libro “Mi propia guerra” de Eisenhower, General Norte Americano.

Hoy, en los tiempos de la era de las comunicaciones, aún vemos, el efecto de la negación en todo su esplendor. Muchas personas, han tenido en algún momento en la foto de perfil de Facebook, la fotografía de un asesino, de un General que ensució su uniforme con mierda, sin embargo cada persona que le ha rendido tributo, en un acto de abandono a los vestigios de moral y lo que dicta el sano juicio, lo encumbran al nivel de héroe, de salvador, lo que confirma la idea de negación incrustada en la mente de cada uno de ellos.
Hoy esto ocurre en Bulnes, Chillán, en Chile entero, son pocos los mal sanos, sin embargo aún existen y no dan pie atrás, incluso tergiversan lo ocurrido mediante la justificación subjetiva. Hoy sabemos que quien justifica una acción, siempre está justificando un error, nada más se justifica en la lengua española, por lo tanto ya sabemos que toda justificación parte de un error o acto de culpa y que la negación parte y tiene su origen de las secreta convicción de que lo que se apoya, necesita una justificación para acreditar lo que se piensa.    

En un pasaje de la Biblia, existe una parábola, la del hijo pródigo, quien se farreo la dote entregada por su padre en mujeres, trago y apuestas, sin embargo al final del camino y luego de ser un hombre engreído y vestirse finamente, termino comiendo algarrobas junto a los cerdos, porque él no era mejor que ellos, él era un cerdo más y como un animal se había comportado. -Este hombre, sin embargo y a diferencia de los tiempos actuales, se arrepintió, en cambio hoy podemos ver verdaderas aberraciones en las redes sociales, donde algunos apoyan a dictadores y otros en cambio apoyan a ex políticos ladrones que hicieron mal uso de su años de autoridad, llegando a extremos reñidos con la justicia, y que actualmente ya empezaron a tirar barro en contra de sus adversarios de la manera más sucia y asquerosa, como dando a entender que ellos tienen una aureola en la cabeza y que sus vidas personales son santas y prístinas, cuando lo único que logran entre quienes optan por alejarse de la negación, es que la gente los vea transformándose en otros chanchos que deben estar en un chiquero comiendo algarrobas.

A diferencia de hoy y como podemos verlo en nuestra propia comuna, el personaje de la parábola del hijo pródigo, volvió arrepentido y pidió perdón. El reconoció su error de rodillas, dejó de negar la verdad, abandonó para siempre la negación y sólo en ese momento pudo ver la verdad, sentirla y gritarla de rodillas. Hoy parece que eso es mucho pedir para los cientos de negadores que pululan entre nosotros y que miran con desprecio a todo aquel que piensa distinto. -Tanto es el odio que engendra la negación, que hasta el saludo llegan a negar, atrincherándose en una especie de guerra mental y de predisposición en la que cumplen ambos roles para salirse con la suya. En efecto, ellos son el soldado y el general; el asesino y el juez; el político y el chancho; la negación y la verdad irresoluta.
Sólo así puede explicarse que una crisis moral, política y de valores se manifieste mediante el hundimiento, mediante el ahogo y estrangulamiento de la verdad.  

-Muy a mi pesar, tal vez tengamos bien merecida la tiranía de algunos, las mentiras y calumnias de politiqueros que a costa de mentiras pretenden encumbrase nuevamente en el sillón del poder, y que en sus discursos atentan contra nuestras conciencias para que pensemos como ellos, mientras nos alimentan con las algarrobas de los chanchos, pues la tiranía es una planta que sólo enraíza sobre el estiércol de las personas corruptas y de los pueblos corruptos: Ningún pueblo moral ha tenido cerdos tiranos –dijo el escritor Vázquez de Mella- y ningún pueblo corrupto y negado a la realidad ha dejado de tenerlos, por mucho que se desesperen y se den de cabezazos contra la realidad.

Iván Quintana
Director Tejemedios